La salud, y por lo tanto la seguridad alimentaria, es uno de los temas que más preocupa a todos los gobiernos a nivel mundial. Por ello, cada país cuenta con una normativa propia para garantizar ciertos niveles de seguridad alimentaria de cara al consumidor. Sin embargo, estas regulaciones cambian dependiendo del estado, y unos son más permisivos que otros. Esto conlleva problemas en la era de la globalización, ya que los productos producidos en un territorio pueden terminar comercializándose en otro muy distinto.
A raíz de esto han surgido diferentes organismos internacionales que persiguen el mismo objetivo: marcar unas normas con unos requisitos mínimos que las empresas de alimentación deben cumplir para garantizar la inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena de producción hasta que llegue al consumidor final, independientemente del país.
A raíz de esto han surgido diferentes organismos internacionales que persiguen el mismo objetivo: marcar unas normas con unos requisitos mínimos que las empresas de alimentación deben cumplir para garantizar la inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena de producción hasta que llegue al consumidor final, independientemente del país.